Mosquitia (Honduras), miércoles 30

Dentro de una hora saldré de acá. Regreso. El petate me espera en la escalera humana casi. Un petate más vacío de cosas, de ropa, de camisetas planchadas y oliendo a suavizante; mas vacío de regresos al Otro Lado. Dejo las fotos de mi tierra colgadas en las paredes metálicas de nuestro hogar durante los últimos días. Las camisetas serán de Kavó dentro de una hora.
Dentro de una hora llegará Diego para llevarme a casa: Tikwa, La Ceiba, San Pedro Sula, Miami, Madrid, Bilbao…
Dentro de una hora se habrá acabado todo y comenzará otra historia.
Dentro de una hora ya no habrá laguna, ni Pai, ni calor, ni mosquitos, ni café fuerte para compartir, ni cigarrillos en la noche compartidos con sueños y nombre de mujer, ni mangos que hagan que me tropiece en la escalera, ni gemidos de niños que desvelan la noche, ni baños en la laguna a la luz de la luna enorme y blanca, ni e-mails para Ella continuamente presente, ni escalera cómplice y compañera, ni guantes asépticos que corten la piel, ni lágrimas de impotencia y rabia, ni más nombres de niños inventados traídos de lejos, ni más abrazos de despedida, ni tragos de ron a escondidas de la Muerte, ni más turnos de guardia, ni más estrellas enormes y azules…
Dentro de una hora, me abrazaran, me dirán un último y definitivo Adiós en miskito y regresaré lentamente, poco a poco, en silencio, de la misma forma de la que llegué.
Tikwa (la Mosquitia).