¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos! Este salmo 133
canta la alegría de encontrarse y de vivir en comunidad en nombre de Jesucristo
que es quien nos reúne. Esta unión de corazones, don de Dios es no solamente
dulce, sino buena, es decir útil y necesaria para nuestra plenitud a fin de que el
mundo crea (Jn 17,21). Este año, la alegría que nos habita es el nacimiento de
una nueva comunidad viatoriana en Decazeville. Esta alegría es enorme porque
acogemos a un hermano de la Vice-delegación de Costa de Marfil, el P. Jean
Didier Sohotodé y a Sevin Rathinam, un seminarista indio. Esta dimensión
internacional constituye para nuestra comunidad una gran riqueza para la misión
viatoriana, donde religiosos y asociados se dan la mano para testimoniar el amor
de Cristo y responder a los desafíos que se nos presentan hoy.