Noches de Luna Negra

Mosquitia (Honduras), viernes 25

Amanecemos con un sol cegador e imponente. Empezamos a dar altas. Estamos espaciando las camas-cunas. Mele ha empezado con hemorragias. Temo por ella.

Los adultos, que cada vez son más, se muestran cada vez más exigentes. Por la mañana hablamos por radio con el hospital de Puerto Lempira para derivarles allí. Nos dicen que “lastimosamente les es imposible”. Sin comentarios.

Hoy he regresado a mi árbol. Hacía días que no lo hacía. Corre una brisa suave traída por la laguna. El sol, que casi se podría tocar, está enorme y rojo.

Me quedo un rato mirando hipnotizado por la belleza del aire, del color del agua al atardecer, del olor de las fogatas en la arena. Miro mis pies descalzos tapados por la arena, siempre me han hecho gracia los pies, no sé por qué.

El sol ya casi desaparece. Un pez volador ha saltado en el agua a pocos metros de donde está plantado el árbol de mi historia. En la orilla, casi podría tocarlos, se secan los pelícanos, preparándose para dormir en la arena. Dentro de un rato llegará Diego a romper la noche. Traerá cartas, medicinas, sueros y esperanza mezclada con maría y ron, palabras de “la chica de la radio”, quizá algún e-mail de mi gente del otro lado, las palabras de ama o simplemente una tableta de chocolate con sabor a ternura.

Se acerca el día de nuestra salida. De nuestro adiós a este campo. Del regreso a la realidad continua del Otro Lado.

Hoy no hay luna. Se ha escondido como jugando a esconderse de la noche. A pesar de ello la noche está clara. El foco que cuelga de mi frente hace que de vez en cuando se acerquen  los mosquitos a mirar qué es lo que escribo, qué es lo que dicen mis palabras azules escritas en papel testigo. Hoy no hay luna. La luna aparecerá cuando quiera despedirse de mí. Sin avisar, sin apenas anunciar que llega para decirme adiós.

El estruendo del rotor del helicóptero espanta la calma de la laguna.  Levanta el agua, la arena, los toldos de las tiendas, el sueño de los niños.

Me sacudo la arena del pantalón corto, cierro el foco, apago las palabras, entro en la noche.

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