desde donde la realidad te oscurece el alma
“Hoy hace apenas 27 horas se me moría alguien, a mí, a Jon. Mi primer paciente muerto. Mis manos blancas de europeo perfecto, con su medicina perfecta, con su técnica perfecta, con su conciencia cómoda y perfecta, no han podido salvar la Vida a alguien sin nombre, sin esperanza, sin historia.”
Jon de Lahuerta, médico. Angola, Honduras, Eritrea, Somalia, Siria…
Jon podría ser un magnífico anciano contacuentos de una aldea africana. Esos cuentos suelen traslucir la realidad de la vida. No es fácil contar la vida, y menos en las noches oscuras, y con este prólogo quiero presentar algunos de sus escritos a lo largo de algo más de treinta años a la luz de la luna, negra la mayoría de las veces; sus experiencias, ennegrecidas por la realidad en los campos de refugiados, o en lugares en necesidad extrema.
Quiero entender el dolor y el sufrimiento, el tuyo y, sobre todo, el de todas y todos aquellos que has ido acompañando estos años, y a los que no has podido. Quiero entender, aunque no es posible si no lo vives. Es duro nuestro propio sufrimiento, pero tampoco es fácil aceptar el sufrimiento de las y los inocentes.