¡FELIZ PASCUA de RESURRECCIÓN!
Ya hemos pasado el quinto domingo de Cuaresma. Nuestro caminar se acerca cada vez más a la última confrontación entre Jesús y los poderosos de su tiempo, estas mujeres y hombres que se niegan a ver el mundo de manera diferente, estas personas que defienden su forma de vida y sus intereses, demasiado a menudo en contra de las personas que suspiran por migas de pan de la mesa o una gotas de agua. Que es difícil dejar nuestros privilegios de acomodados para asegurar una mejor repartición de los bienes de nuestra tierra, estos bienes regalados para todos, no solo para una pequeña minoría.
Jesús siente lo que viene. «Mi alma está perturbada». Preguntamos solamente, en este domingo, lo que nos molesta. ¿La pérdida de nuestros beneficios? ¿La obligación de revisar nuestro estilo de vida para garantizar un futuro para nuestro planeta? ¿La necesidad de cambiar nuestras prioridades para vivir en armonía con los valores del evangelio, los de la justicia y la paz, los de la ternura y la comunión? ¿Qué nos molesta? ¿El bombardeo de civiles en Siria? ¿Ataques turcos contra los kurdos? ¿Las odiosas decisiones del presidente del imperio estadounidense? ¿La falta de acceso a la educación para millones de niños, principalmente niñas? Sí, realmente ¿qué nos molesta? O en otras palabras, ¿qué nos está pasando en nuestra indiferencia? ¿Qué nos mueve, qué hace ‘vibrar nuestros corazones’?
Como Jesús, ¡toma el riesgo de ir adelante! ¡Atrévete a creer en una vida diferente! ¡Atrévete con pequeños gestos que manifestarán nuestro deseo de relaciones basadas en el intercambio, la equidad y la contribución preciosa de cada uno a la evolución de nuestro mundo! Podemos vivir con la seguridad de ser amados. Jeremías reitera: ‘Seré su Dios, ellos serán mi pueblo’. Somos de este pueblo. ¡Manifestemos nuestro ardiente amor a la vida, especialmente a los empobrecidos de nuestra tierra, los amados de Dios: los huérfanos, las viudas, los inmigrantes de nuestro tiempo!
Jean-Marc St-Jacques, csv
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