Josemari Legarreta 2016-abril – 2

ABRAZAR LA VIDA

“Yo he venido para que tengan vida”

Mi anterior carta del 4 de este mes de abril, la comenzaba así: “Lo sentí como un golpe bajo y duro. Lo que decidieron los 28 de la UE en Bruselas”. Era el cerrojo que ponía Europa para la admisión de refugiados. Pero esta vez, os escribo, sin esperar a mayo, con la alegría que he sentido al ver a Francisco en Lesbos. ¡Y fue!

LesbosPasé unos buenos minutos de paz y alegría viendo aquella sotana blanca acompañada por otras dos negras. Eran Bernabé I, Patriarca de Constantinopla, y Jerónimo II, arzobispo de Atenas y Patriarca de Grecia, los dos de la Iglesia Ortodoxa. ¡Gesto de comunión cristiana!

Francisco iba más suelto y hacía lo posible para que también los otros dos tuvieran su protagonismo, pero se les veía más “cogidos”. ¿Sería porque se agarraban a su bastón de mando? En un momento, Jerónimo cogió de los brazos de una madre a un bebito de meses y lo elevó hacia el techo de la carpa, como diciendo: “¡viva la Vida!”. Se lo pasó a Francisco y este lo abrazó y acarició, como diciendo: “¡amemos la Vida!”

Era interminable la fila de adolescentes y jóvenes, todos varones, a los que iban dando la mano los tres “dignatarios” (dirían algunos). Aquí eran los tres “abuelos doloridos”. ¿Los carteles? Gritaban con angustia y furor: Help! Help! Help! (¡Ayuda!) Freedom! (¡Libertad!) El campo de refugiados de Moria es una verdadera cárcel al aire libre. Así de cercada y “protegida. Y en los días que precedieron a la gran visita, mejoraron condiciones y comida…

Lesbos 2“Pope is our Hope” – ¡El papa es nuestra esperanza! La gran mayoría de los refugiados eran musulmanes, pero también los de la religión “yazidi”, kurdos de religión muy anterior al cristianismo, pedían a Francisco que los salvase. El Estado Islámico se ha cebado en su destrucción.

Los que han estado ceca del Papa después de esta visita le han visto “muy tocado”. Yo me digo, cómo puede resistir todo lo que está empeñado en ver y descubrir… Tuvo que desahogarse en la oración del domingo con lo que le contó un padre, en este campamento: él se había casado con una cristiana, tenían dos hijos, se respetaban y amaban, pero los yihadistas degollaron a su mujer porque no quiso renunciar a Jesucristo. “¡Una mártir!” dijo Francisco.

Los tres religiosos pronunciaron su discursito. El de Roma se veía representante de Occidente, de la Europa cristiana a la que cuestionaba. Agradeció al pueblo griego por lo que sucedía en su tierra: “Muchas personas sencillas han ofrecido lo poco que tenían para compartirlo con los que carecían de todo” (he leído que una anciana de 82 años recibió en su casa a una familia). “Quisiera renovar hoy mi apremiante llamamiento a la responsabilidad y a la solidaridad frente a una situación dramática…” Y estos dos párrafos de comprensión y de denuncia: La preocupación de las instituciones y de la gente, tanto aquí en Grecia como en otros países de Europa, es comprensible y legítima. Sin embargo, no debemos olvidar que los emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, historias. Europa es la patria de los derechos humanos, y cualquiera que ponga pie en suelo europeo debería poder experimentarlo”.

Macedonia refuerza las fronteras. Leo que Austria está para reforzarlas ante la amenaza que le puede venir de Italia. Y si Alemania se cierra…, en Austria se queda una bolsa peligrosa… Francisco reconoce el corazón de los de Lesbos, cuna de la civilización. Aquí “sigue latiendo el corazón de una humanidad que sabe reconocer por encima de todo al hermano y a la hermana, una humanidad que quiere construir puentes y rechaza la ilusión de levantar muros con el fin de sentirse más seguros”.

El próximo mes, en Estambul se celebra la Cumbre Humanitaria Mundial, y Francisco pone la premisa: “Sólo el que sirve con amor construye la paz. El servicio nos hace salir de nosotros mismos para cuidar a los demás”.

Que la historia siga siendo maestra de la vida. Acoger a los que vengan. Que se vayan insertando en nuestras vidas. Que no les forcemos a crear “guetos”. La palabra parece que viene del italiano “ghettos”. Aparecen con los judíos que expulsados de España, en el siglo XVI, llegan a Venecia y allí les someten a vivir separados y con prohibición de circular desde cierta hora del anochecer…

(Un paréntesis alargado: parece que el Molenbeek de Bélgica se había convertido en un no confesado “gueto”. En una población de más de 80.000 habitantes, el 40% es musulmana. Y de allí han surgido algunos de los últimos terroristas de París y de Bruselas. Pues Molenbeek tiene historia viatoriana. Cuando la persecución de las Congregaciones religiosas de Francia, en 1903, los viatores de esta parte de Francia vinieron a Vitoria, y los de la parte de Lyon se fueron a Bélgica. Con préstamos y ayudas, se construyó y se abrió el Colegio de Molenbeek con la condición de admitir también alumnos gratuitos. Fue un Centro muy importante para nosotros y la comunidad llegó a tener hasta 15 religiosos. Fue en 1958 cuando dejó la obra el último viator. En la actualidad, sigue existiendo el Instituto San Viator. ¿Hay alumnos yihadistas en él?)

Ahora mismo lo acabo de leer, 12 del mediodía. Al año justo de aquella desgracia de los 700 sepultados en el Mediterráneo, frente a Lampedusa, anuncian otros 400 ahogados… Y atento al eco de Francisco en boca del Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni que se atreve a decir: “…una señal más para decir a Europa que en este momento no se deben levantar muros sino multiplicar esfuerzos

Un documento esperado

En el otoño de 2014 y 2015, fueron los Sínodos episcopales sobre la Familia. Estas sesiones suelen entregar sus conclusiones al Papa que redacta un documento englobando lo recibido con aportaciones personales. Así se ha promulgado la Exhortación “Amoris Laetitia”. No ha dejado indiferente a nadie. Muchos esperaban recetas expresas sobre algunos temas, pero el Papa quiere que se actúe con conciencia formada. Algún autor clasificó a los padres sinodales en estas categorías: los tradicionales a ultranza, los revolucionarios, los de la diplomacia conciliadora y los reformadores mediante el discernimiento.

Amoris LaetitiaEl Documento se sitúa en esta cuarta categoría, dicen. El Papa no quiere imponer su opinión. Sí quiere abrir camino para que madure el juicio comunitario. El teólogo Xabier Pikaza dice que no le ha defraudado, no ha llegado a entusiasmarle como la “Evangelli Gaudium” o removerle como la “Laudato sí”, continúa: “Este documento del Papa Francisco necesita obispos nuevos, nuevos pastores que sepan de vida, de ovejas y gentes…

Todavía, lo confieso, no he leído la Exhortación. La leeré y volveré sobre ella. Lo mismo que el fenómeno de los refugiados me abre a situaciones diversas, a miradas abiertas, a abrazo a otras culturas y religiones, la realidad de los jóvenes y de las familias no me permite enjuiciarles con un esquema prefabricado y único.

De estos últimos días

+ Después de darle la comunión a una enferma, animándole a mejorar y salir del hospital, le digo: “venga, ¡a volar!” y ella me contesta: “Sí, a volar al cielo”. Y  luego se entristece y entre dientes dice algo del infierno. Le abrazo y le digo: “Ni se te ocurra”.

+ El domingo fue la Jornada de Oración por las Vocaciones. Y se decía “vocaciones nativas”, pensando en países que llamábamos “de misión”. Sí, lo digo, “nativas”, de aquí, de Euskadi. Que buena falta nos hacen. Hace una semana, un titular de periódico decía que a nuestras iglesias, hoy van ¡230.000! fieles menos que hace 20 años. Y otro dato que me lo da Tomas: reúne a 22 voluntarios/as para ir a América; de ellos sólo 1 se confiesa creyente. Sí, hay corazones generosos, pero también nos afecta la corriente fría del laicismo, en helado invierno. En este tiempo de Pascua, me animo y animo a los demás a vivir LA ALEGRÍA de nuestra fe en actos religiosos vivos y comprometedores. La alegría que nos da un Jesús metido en nuestra vida.

+ Recibo un video que se titula “No te quedes en tierra cuando suena la hora de volar”. Está bien, pero no me convence. No es hora de abandonar el suelo que pisamos (ya nos llegará “esa hora”). Hay que abrazar las alegrías y penas, los gozos y dolores de los que viven en esta nuestra Tierra Madre. Lo que el otro día cantaban fuerte la docena de ancianos en la Residencia de Busturia, se lo decían al Jesús de la eucaristía: “Maiteko zaitut beti bihotz bihotzetik”. Te amaremos, Jesús, hermano, de todo corazón.

Que continúe en todos nosotros la alegría de la Pascua. Un abrazo fuerte.

 Basauri, 19 de abril de 2016
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