COMENTARIO a la PALABRA DOMINICAL – Anjelmaria Ipiña

Cuarto Domingo de Adviento

Dar lo que recibimos

Si tenemos sensibilidad religiosa, como la tenía el rey David, seguro que nos
hemos sentido identificados con él al escuchar la primera lectura, tomada del
segundo libro de Samuel. David quería lo mejor para Dios, por eso quiere
construirle una casa, un Templo.
También nosotros querríamos lo mejor para Dios. Es más, quisiéramos que todo el
mundo quisiera lo mejor para Dios. No en vano Él es nuestro creador, es Él quien
alienta nuestra vida y la de todo viviente. Es Él quien sustenta todo lo creado.
¡Cómo no querer lo mejor para Dios!
Gabon agurra-Navidad 2014Si tenemos sensibilidad religiosa, seguro que reconocemos agradecidos que Dios
hace cosas grandes por nosotros. Es tanto lo que hace por nosotros que nos gustaría responderle de alguna manera. Quisiéramos hacer algo por Él.
Bueno, de hecho creemos que ya lo estamos haciendo. Detrás de nuestro
compromiso eclesial (pastoral, catequético, litúrgico,…) o de nuestro compromiso
social (en el ámbito que sea, con los más cercanos o los más lejanos), puede estar
el deseo de “corresponderle” a Dios por lo que hace por nosotros. No está mal, si
eso es fruto y respuesta al amor de Dios.
En el Hemisferio norte hemos finalizado el primer trimestre escolar y pastoral. Se
suele desear que lleguen las vacaciones para bajar el ritmo de actividades. Es un
deseo que se hace más evidente en las personas que están más comprometidas en
las diferentes tareas pastorales en la comunidad eclesial. En estos momentos en
que aprieta el cansancio y se tiene la tentación de pensar si tanto esfuerzo merece
la pena, si sirve para algo… es una buena ocasión para recordar y renovar que todo
lo que hacemos tiene que ser como fruto y respuesta al amor que Dios nos tiene.
La Palabra de Dios nos recuerda que es Él quien nos precede y toma la iniciativa
en nuestra vida: yo te saqué de los apriscos; yo estaré contigo; yo pondré paz con
todos tus enemigos; yo te daré una dinastía;… Si este lenguaje nos resulta extraño
lo podemos traducir por: yo te busqué; yo te llamé; yo te acompañé; yo te
sostendré; yo te cuidaré;… Yo seré para ti un Padre y tú serás para mí un hijo.

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