En el post de «Francisco, obispo de Roma, papa’ añadí algunas de las palabras, ideas… que sobresalieron en sus primeros discursos: ternura, servicio, esperanza, bondad, pobres, que la periferia pase a ser el centro. Y al anochecer (cuando a uno se le derrumban las barreras afectivas) se me encendió una pequeña bombilla: esas cualidades las conozco de cerca, y las conozco en personas concretas, y no en personas canonizadas; las conozco en mis viatores, personas de carne y hueso; personas con defectos, pero con mil virtudes.
Ternura, servicio, esperanza, bondad, descentramiento…, ha sido suficiente visualizar algunas de las caras de mis hermanos, personas a las que quiero y he querido.
Como observaréis todos ellos han pateado parte de nuestro mundo; sí, ya sé que es un defecto del espíritu aventurero que llevo dentro, debe estar inserto en mis genes. Pero los he conocido a todos trabajando ‘en campo’, allí donde el Espíritu los empujó. Respuesta a una llamada, respuesta a una vocación de ternura, servicio, esperanza, bondad y descentramiento. Son mis hermanos, son viatores, y estoy orgulloso de ellos, por eso escribo.
Vocación viatoriana, hermanas y hermanos que se sienten llamadas y llamados a construir el Reino, viatores al servicio de las mujeres y varones de este mundo. Ternura, descentramiento y bondad al servicio de las y los empobrecidos de nuestra tierra, esperanza para ellos. Viatores.
Esta Pascua las y los cristianos celebraremos el triunfo de la vida, el triunfo definitivo sobre todos los malditos viernes santos de nuestro mundo, celebraremos la Resurrección. Él es el camino, la verdad y la vida, esperanza de nuestro Dios.