‘¿Cómo escapar de ti, cómo no hablar si tu voz me quema por dentro?’ cantaba el grupo peruano Siembra. Antes de ayer, dos de febrero, celebrábamos el día de la Vida Consagrada: ¿cómo no hablar de ti a nuestro mundo? A un mundo en el que las distancias físicas se están evaporando, a un mundo en el que las distancias culturales están siendo sustituidas por las diferencias económicas existentes entre las personas, entre los países (y en el interior de cada país).
Después del Concilio fuimos capaces de ‘rescatar’, de poner en marcha, aquella primera intuición de Luis Querbes: personas, célibes o no, al servicio del Reino, educadores de la fe, creadores de comunidad, viatores.
Hombres y mujeres; célibes, solteros o casados; todas y todos estáis invitados a vivir la vocación viatoriana, en el Norte y en el Sur, en el Occidente o en el Oriente; todas y todos construyendo en comunidad el Reino, como viatores.