“(Las parroquias) tienen que ser casas donde la puerta esté siempre abierta para salir hacia los demás. Tienen que estar en contacto con los hogares, con la vida de la gente y con la vida del pueblo”…
“Pidamos por nuestras parroquias, para que no sean oficinas funcionales sino que animadas por un espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad”.