«No tiene sentido que una comunidad religiosa deje de soñar y de hacer soñar. Sólo manteniéndose llenos de.esperanza, sus miembros, a pesar del peso.de la fatiga de una noche agotadora,.aceptarán escuchar la voz del Señor que les invita a dirigirse hacia aguas profundas para continuar echando las redes. En una palabra, no importa que seamos pocos ni que tengamos muchos años, si somos capaces de soñar tendremos la fuerza para iniciar nuevos proyectos en nuestros ambientes o más allá de los mares para asegurar la continuación de la misión viatoriana.»