VEN, SIERVO BUENO Y FIEL
Maurice Marcotte, Clérigo de San Viator
Desde Canadá nos anunciaban la noticia de su muerte. Maurice, un Clérigo de San Viator de cuerpo entero. Aunque su cuerpo en kilos era más bien escuálido, el peso de su todo era inmenso. Me estremeció el anuncio, pero pronto me repuse. Es la vida humana, iba a cumplir los 92 años, y Maurice la ha llenado hasta rebosar.
Conviví con él durante tres años escasos, en la Casa general de Roma. Yo llegaba de nuevo, él ya llevaba seis años de remar en el Barco enseña de la Congregación. Fue el amigo más cercano del Superior general de entonces, Thomas G. Langenfeld. Y era amigo de todos. Recuerdo días en que yo salía malhumorado o decepcionado de alguna sesión de Consejo. Él venía a mi cuarto o despacho y me ponía suavizante en pensamiento y corazón.
En la misa de funeral, ofició Monseñor Jacques Berthelet, obispo viator emérito. Él conocía muy bien a Maurice. Para la homilía eligió el texto que a mí me gusta mucho: Mateo 11, 25. “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeños”. Son los humildes, los que se sienten favorecidos sin merecerlo, reconocen y agradecen, y se ponen siempre a disposición de Dios y de los hermanos. Los que cantan de corazón con María. “Mi alma glorifica al Señor…, Él ha mirado mi pequeñez…”
Muy a menudo, al pensar en viatores que ya hicieron historia en esta vida, he admirado esta mi Familia religiosa en la que cuento verdaderas vidas de santos. Maurice es también un viator santo. En Burkina Faso está Mathieu Bard que compartió con nosotros el Consejo de Roma. Desde allí me escribe: “¿No estás tú también convencido, como yo, de que desde ahora podemos confiar en su protección?”
Durante muchos años, Maurice, ha profundizado en la vida de nuestro Padre Fundador, Luis Querbes. Ya quisiera disponer de los apuntes que habrá dejado. Estoy seguro de que hay páginas profundas sobre la espiritualidad viatoriana y querbesiana. Recuerdo cómo, en un Capítulo general él insistía, en calificar al viator como Hombre de la Palabra. Él vivía esta Palabra, y de ella brotaba su compromiso de Catequista.
Recordando las virtudes que el Padre Fundador quería para sus catequistas, admiro que Maurice las vivía con nota sobresaliente: Fe viva e ilustrada (profundizada en estudio permanente), fuego de apóstol, pobre, sencillo, trabajador, humilde, sin meter ruido, muy hermano en comunidad…
Bueno y querido Maurice, ayúdame a ser fiel en el seguimiento viatoriano de Jesús.
Año de la Vida Religiosa
El Papa, él también es religioso jesuita, nos embarcó en un Año especial para los cristianos que vivimos en comunidad de hermanos con los votos de pobreza, castidad y obediencia. Está siendo fecunda la oferta de triduos, semanas, retiros, conferencias sobre esta Vida Religiosa.
Arriba he admirado a un hermano religioso, como yo. Y tengo una lista larga de hermanos y hermanas, frailes y monjas, admirables. He reaccionado cuando alguno se ha referido a “monjitas” en tono despreciativo. Nada de “pobre gente”.
En estas semanas, los medios de comunicación han hecho famosas a dos religiosas, una dominica y otra benedictina, con vocación en el campo de la política. Pero yo he recortado otros apuntes que me han parecido muy comprometidos. Compromisos admirables que me dan cierto escalofrío. Me refiero a hermanas que trabajan en el campo de la prostitución. Una de ellas es hermana y sobrina de dos viatores de Palencia.
Lo copio de un artículo de prensa: “Un grupo de monjas hace ruta todas las semanas por clubs de alterne, carreteras, cortijos y pisos de Almería donde se ejerce la prostitución. Son adoratrices y oblatas que hace años que no se ponen el hábito y viajan en una furgoneta en la que, a veces, se producen milagros. En la parte trasera de ese vehículo, habilitada como un pequeño salón en el que las religiosas reparten café y preservativos, se han transformado vidas enteras; las de decenas de mujeres obligadas a vender su cuerpo por redes mafiosas o por pura desesperación. La ruta termina en una casa de acogida cuyo domicilio es confidencial, por seguridad”.
Después de Italia, es España el segundo país donde más se explota el negocio de la prostitución. Sí, negocio. Algo increíble: según Interior, este negocio mueve ¡cinco millones de euros al día!
Las víctimas son rumanas, rusas, nigerianas, marroquíes. Pero, desde la crisis, ha aumentado el número de españolas metidas en la explotación. Todo un mundo de humillación y sufrimiento que hasta hemos podido despreciar. Yo bendigo a Dios por estas hermanas religiosas que trabajan en este apostolado tan difícil y arriesgado. En otro tiempo, se fundaron congregaciones para rescatar cautivos y esclavos. Dios sigue inspirando y dando fuerzas a corazones que escuchan las llamadas angustiadas.
“Sacramento del amor de Dios”
Así ha definido alguno a Cáritas. Sacramento: a través de ella actúa y vemos a Dios. En cartas anteriores, ya he dado pinceladas sobre la obra que realiza Cáritas en nuestra sociedad. Yo siento un gozo especial cuando me informo sobre la actividad de Cáritas. No hace mucho la Conferencia Episcopal nos entregó un documento esperado: “Iglesia, servidora de los pobres”. Abriendo camino a este texto, estaba la realidad ofrecida por los que hacen posible esta maravilla de amor.
Y en este tiempo de crisis, Cáritas ha incrementado sus servicios. Han aumentado las cantidades recogidas, ha aumentado el voluntariado, son unos 71.000 los que trabajan gratuitamente; se han abierto 3.600 nuevos centros de asistencia llegando estos en la actualidad a 8.500; las personas atendidas, en datos del año 2013, han sido dos millones y medio.
En el lote que se entregaba ayer al comprar El Correo español, se incluía un folleto sobre la “Iglesia católica”, en España. En él se quiere reflejar parte de lo que es esta Iglesia. Recojo lo que tiene más referencia a la obra de Cáritas. Son 75.000 las personas atendidas en búsqueda de empleo. Los inmigrantes que recibieron ayuda son unos 140.000. Drogodependientes atendidos: 20.000. Mujeres víctimas de violencia, trata o explotación sexual acogidas y ayudadas: 23.000.
A los pobres de siempre, se les añade el aumento de la inmigración, pero en estos años de crisis llegan a los centros de acogida personas del vecindario. Así dice uno de los trabajadores: «Siguen viniendo aquellos que llevan en la calle más de 20 años, pero también viven con nosotros personas que habían sido empresarios, directores de colegio, peritos…”
En el folleto citado arriba, al título “Qué somos” se responde con esta cita de la exhortación “La alegría del Evangelio”: “La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio”
Acentos y vivencias en este mes
+ Lo más reciente en mi vida es mi compromiso con la Pastoral de la Salud en el Hospital de Basurto de Bilbao. En los hospitales de la Seguridad de la Salud de Bizkaia, la Diócesis asegura un servicio religioso permanente. Me enteré por una hermana del Sagrado Corazón que trabaja en este campo, Begotxu Bilbao. Ella me dijo que les faltaban sacerdotes… Me he comprometido a estar en el hospital los martes por la mañana y los viernes por la tarde. Ya me he estrenado. Con sólo dos días de asistencia, me he dado cuenta de que se me abre un campo inmenso y de que hay que tener salud espiritual y corporal muy fortalecida…
+ Una enferma me lo dijo: en su pueblo de Cantabria, las personas mayores reciben algo de pensión. En el siglo XVI, el gran arquitecto Juan de Herrera, nacido en este pueblo, constructor de El Escorial, dejó un fondo para este fin… Maravilla: ¡nadie lo ha liquidado en estos siglos!
+ ¿Habíais oído su nombre? “Los Rohingyas” Allí, en el extremo sureste de Asia, se morían de abandono en aguas marinas. Es pueblo despreciado y perseguido. Nadie acudía en su ayuda. Dejó de ser noticias en tres días. Estoy seguro de que nada se ha solucionado.
+ Seis personas que admiro y quiero: el Obispo Pedro Casaldáliga, el teólogo Hans Küng, los viatores Pedro Laur, Luis Gutiérrez y Bernardo Pérez, y mi hermana Josefina, los seis están cumpliendo los 87 años. Nacieron en 1928.
+ Esperanza y constancia: ayer me encontré con una amiga que a sus 86 años sigue haciendo esfuerzo para aprender euskera. Estaba con un libro de ejercicios: “Qué alegría me llevo cuando veo que he respondido bien”.
+ Lo he oído: “¿para qué van a hacer mis hijos la primera comunión si luego ya no van a ir a la iglesia?” Tienes razón. Estaría bien que tú fueras a misa, y tus hijos aprenderían de ti que el comulgar te da fuerzas, te hace buena y feliz… ¿Quieres eso para ellos?
+ Y sobre la religión de ir o no a misa… Lo he pensado este mes. He vivido de cerca el fervor, la pasión de la hinchada del Athletic. Si nuestra vivencia cristiana tuviera la cuarta parte de la temperatura que ponemos por nuestro equipo, ¿habría en nuestra realidad religiosa esta frialdad y ausencia de niñez, juventud y edad media? La fe se trasmite también por contagio.
Un abrazo fuerte en vísperas del verano geográfico.
Basauri, 15 de junio de 2015