Sobre el rico Epulón:
“Cuando salía de casa, quizás el auto con el cual salía tenía los cristales oscuros para no ver fuera… a lo mejor, pero no lo sé… Aunque seguramente, sí, su alma, los ojos de su alma estaban oscurecidos para no ver”.
“Sólo veía dentro su vida, y ni se acordaba de qué le había sucedido a este hombre, que no era malo: estaba enfermo. Enfermo de mundanidad. Y la mundanidad transforma las almas, hacer perder la conciencia de la realidad: viven en un mundo artificial, hecho por ellos… La mundanidad anestesia el alma. Y por esto, este hombre mundano no era capaz de ver la realidad”.
“Muchas personas viven con dificultad, pero si yo tengo el corazón mundano, nunca entenderé esto. Con el corazón mundano no se puede entender la necesidad y lo que el otro necesita».
“Los mundanos, en verdad, están solos con su egoísmo”. Ellos “tienen el corazón enfermo, muy atacado por este modo de vivir mundano que difícilmente podía sanar”. Al contrario, “mientras el pobre tenía un nombre, Lázaro, el rico no tenía nada: no tenía nombre, porque los mundanos pierden el nombre. Solamente son uno más de la muchedumbre, que no tienen necesidad de nada. Los mundanos pierden el nombre”.
A la XXI Asamblea General de la Pontificia Academia por la Vida:
La evidencia y la eficiencia no pueden ser los únicos criterios para guiar el comportamiento de los médicos, ni el beneficio económico es la regla de los sistemas sanitarios.
Un Estado no puede pensar en ganar con la medicina. Al contrario, no hay un deber más importante para una sociedad que el de cuidar a la persona humana.
Dios nos llena el espiritu con las maravillas de la comunidad Viatoriana y engrandecen mi espiritualidad y fortacen mi fe, para seguir evangelizando humildemente
Gracias por tus palabras, Nancy. Sigan también ustedes evangelizando desde Radio Kyrios en Guatemala. Un saludo a todo el grupo radial.